Gibara, situada a 33 km de la capital de Holguín, es una ciudad que desempeñó un papel importante en la historia de la isla de Cuba y actualmente, aunque sin tanta relevancia como antaño, es un lugar estupendo para visitar y conocer todos sus secretos.
El municipio, colindando al oeste con la provincia de Las Tunas, se caracteriza por ser en gran medida de carácter rural, aunque eso no le impide poseer uno de los núcleos urbanos más bonitos del país gracias a inmuebles como la Iglesia de San Fulgencio y demás edificios que rodean la Plaza Calixto García.
Gibara también destaca por sus preciosas playas y la frondosa vegetación que las rodea convirtiéndolas en espacios paradisíacos. En una de ellas se cree que fue el primer lugar donde los hombres capitaneados por Cristóbal Colón atracaron sus naves e interactuaron con los indígenas. Su nombre es otra teoría no confirmada por unanimidad aunque muchos creen que proviene de la palabra aborigen jiba, que designa a un tipo de vegetación abundante de la zona. Otro de los nombres con los que se ha conocido siempre a esta población es como La Villa Blanca debido a las construcciones de este color que se instalan en la zona tras la fundación de la ciudad.
Este hecho sucede en 1817 con la colocación de la primera piedra de la Batería de Fernando VII, un sistema de fortificaciones creado para frenar los ataques de piratas y corsarios en la bahía de Gibara. La ciudad se convierte en la segunda amurallada del país y la seguridad de su puerto le hace considerarse como el más importante de toda la isla. Esta época es sin duda la de mayor esplendor de la zona, donde el pujante comercio convierte a la ciudad en una auténtica joya colonial de la que hoy todavía quedan reductos.
También ha sido este lugar escenario de diversos acontecimientos políticos relevantes para la historia del país en el que han participado figuras muy importantes para la lucha cubana. Máximo Gómez, Antonio Maceo y Calixto García protagonizaron en la zona movimientos clave para las guerras de independencia y en la Revolución, y los gibareños también participaron activamente contra el régimen de Batista.
En 1958 el ferrocarril que daba vida a la industria azucarera del área realizó su último trayecto y la ciudad perdió gran parte de su riqueza. Además, en 2008 la ciudad sufrió las consecuencias del huracán Ike, por el cual la ciudad quedó prácticamente devastada. En la actualidad ha recuperado con mucho esfuerzo parte del encanto que siempre la ha caracterizado y es un sitio genial para conocer desde dentro la cultura cubana y a sus gentes.
El carácter alegre de los cubanos se refleja en algunas de las fiestas que allí se celebran como las Fiestas de San Fulgencio y la Fiesta del Gibareño Ausente. Además, cada abril se celebra el Festival del Cine Pobre desde 2002, iniciativa del fallecido director Humberto Solás, que congrega en Gibara a muchísimas figuras importantes de todo el globo.
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