El Palacio del Marqués de Arcos es parte de la visita obligada para los que disfrutan del arte y la arquitectura de la época colonial. Está localizado en la Plaza de la Catedral, y muy cerca de otro edificio principal de la misma plaza, el Palacio del Conde Lombillo.
Se empezó a construir en el siglo XVIII, más concretamente en el año 1741, para ser la residencia del tesorero de la Real Hacienda, Diego Peñalver y Angulo, que más tarde realizó una ampliación añadiendo una segunda planta y otras modificaciones. Al morir lo heredó su hijo Ignacio de Peñalver y Cárdenas, el cual al ser nombrado Marqués de Arcos le pasó este distinguido título al palacio. Con este nuevo dueño, se realizaron más cambios, entre otros las ventanas superiores.
El palacio siguió perteneciendo a esta familia hasta el siglo XIX, cuando fue ocupada por la Administración de Correos en el año 1828 y luego por el Liceo Artístico y Literario. Actualmente es un espacio cultural y artístico que la Oficina del Historiador de la Ciudad se ocupa de preservar.
No está de más añadir que el palacio es una obra arquitectónica admirable de estilo barroco, que destaca por las dos fachadas que proporcionan acceso tanto a la plaza como a la calle Mercaderes. La entrada a la plaza es más ostentosa, con sus múltiples arcos que reposan en columnas de estilo dórico y sus ventanales. La otra entrada no es igual de grandiosa, ya que sólo hay un balcón individual perteneciente a una de las habitaciones, pero da acceso a una galería que conduce al patio central, decorado al estilo cubano, con sus plantas verdes y los arcos y columnas que sostienen el edificio.
Más información:
Ubicación:
Plaza de la Catedral, La Habana, Cuba.
Mapa Interactivo:
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